sábado, 18 de abril de 2009

Me aburre el blog

Me aburren. Todos los blogs me aburren. Pero fundamentalmente me aburre este blog. Me aburre, no el blog en sí mismo como esto que es que no se me ocurre cómo definirlo, sino que me aburre tener que meterle un contenido y que ese contenido sea inteligente, ingenioso, que aporte, que sorprenda, que lo destaque entre los demás blogs, que me destaque a mí entre los demás blogeros, ya me harta esta farsa ridícula de querer ser el más piola de todos para que te lean cuatro y te comenten dos y medio y mucho más, pero mucho más me aburre la prensa. Sí. La prensa. El autobombo, la autorreferencia, el yoísmo insoportable. Ser y parecer. Ahí leo en lo de García Márquez una frase que dice algo así como "no alcanza con ser genial. Que se sepa". Gabo, te amé en 100 años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. Esto... bueno, también leo Premiarán con US$ 25 mil al mejor reportaje que revele corrupción en América Latina y el Caribe y ya me veo a ciertos grandes buscadores de verdades relamiéndose con sus importantes informes cuestionadores y bueno, todo eso también me aburre un poco, como me aburre Leo Masliah haciéndose el inteligente. Eso es lo más aburrido, las batallas de inteligencia. Los blogs son eso, trincheras de inteligentes que se pelean en la guerra de la inteligencia y el ganador será consagrado el más inteligente, pero claro, no sé si se dan cuenta de que no hay ganador, el negocio es la guerra en sí. Es decir, la guerra es el fin, no el medio. Despierten. Ah... qué sabio Feinmann: cualquier pelotudo tiene un bloc. Y ahora está faisbook. Es como un blog con chat y ventanitas para que otros espíen lo que unos cuelgan en los respaldos de las sillas, voluntariamente, para que otros espíen. Me aburren los foros. Todos se pelean, en la misma batalla de la inteligencia, pero los que pelean en el foro son los suboficiales. No tienen rango para plantear los grandes dilemas. La cantidad de servis que hay dando vueltas abruma. Para eso nos sirven los blogs y los faisbok y los comentarios en los sitios de noticias, para confirmar que está tomado el espacio. Pero no, eso es libertad de expresión. La democracia está sobreestimada, dijo E. H. la otra tarde. Ja, ja. Lo repetí anoche frente a un empresario pyme estructurado y precupado por la falta de diálogo, y abrió los ojos como dos huevos fritos (me aburren los lugares comunes). ¿En qué sentido?, dijo. Pensé, en el sentido de acá hacia allá. 
Me aburrió la charla. Ahora también, me aburre su recuerdo. Su transcripción deja de tener sentido y se vuelve, también, un embole. Y si esto es un embole, de nada sirve continuar.